El ambiente amaneció funerario por los predios de Radio y TV Martí cuando se conoció el resultado de la investigación ordenada por el Congreso Federal sobre la audiencia y el impacto de las trasmisiones de ambas emisoras dirigidas al pueblo de Cuba en las que se invierten todos los años inútilmente la generosa suma de unos 34 millones de dólares sin que apenas haya unos pocos que les presten atención.
Según el informe, TV Martí no se ve en ninguna parte de Cuba y la emisora Radio- Martí apenas la oye el uno por ciento de los posibles radioescuchas, según una encuesta realizada en la isla a través de la Sección de Intereses de Estados Unidos, lo que representa un rotundo fracaso de audiencia.
Pedro Roig, el director de Radio y TV Martí acaba de regresar de Washington a donde fue en gestiones de “salvamento” pero aunque no ha querido hacer declaraciones a la prensa, por la cara de velorio que pone cuando le preguntan qué va a pasar con las emisoras bajo su dirección, es más que elocuente que espera lo peor. La última esperanza que tienen es que entre los senadores cubanoamericanos, el demócrata Bob Menéndez y el republicano Mel Martínez, unidos al apoyo de los congresistas también cubanoamericanos, el demócrata de Nueva Jersey Albio Sire y los republicanos de Miami, Ileana Ros y los hermanos Mario y Lincoln Díaz Balart, estos logren, con la mayoría demócrata del Capitolio una fórmula de compromiso que salve de la guillotina a Radio-Martí a cambio del cierre definitivo de la emisora de televisión. La operación le ha costado a los contribuyentes norteamericanos la respetable suma de unos 500 millones del dólares desde que salió al aire Radio-Martí. Pero parece que se acabó lo que se daba.
Lo que se dice es que el cierre de TV Martí está fijado para el próximo 20 de mayo y que no habrá velorio ni entierro, solo incineración que es más barato y es lo que está de moda en estos tiempos difíciles de recesión.
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